El cabello rizado es seco por naturaleza por lo tanto la hidratación es uno de los
elementos más importantes de la rutina capilar. La forma de nuestro cabello evita
que las grasas naturales lleguen al final de filamento, lo que produce roturas y
encrespamiento. Una muestra clara de que nuestro cabello se encuentra
deshidratado es cuando le es imposible reflejar la luz, y no es suave al tacto.
La hidratación viene desde adentro. En cabellos deshidratados, la cutícula ha
perdido su estructura y por tanto, le es difícil retener la humedad, dando como
resultado filamentos opacos e incluso ásperos. Sin embargo, también es cierto
que el cabello rizado es más susceptible a la humedad del ambiente, debido a la
porosidad de la hebra capilar. Esto provoca que las moléculas de agua del
ambiente ingresen al cabello, de forma similar a cuando mojamos una borla de
algodón. Es así como veremos cómo esta comienza a hincharse y perder su
forma.
Algunos consejos que podemos darte para mejorar la hidratación de tu cabello son
los siguientes:
Beber suficiente agua.
Llevar una dieta equilibrada que contenga elementos como zinc, selenio y/o biotina.
No cepillar el cabello en seco. Siempre desenreda durante o después de la ducha, con el cabello mojado.
Corta tus puntas cada 3 a 6 meses.
Los aceites no hidratan, únicamente los extractos. Un ejemplo ideal es nuestra línea de frutos rojos. Por el contrario, la función de los aceites es sellar la cutícula, reteniendo la hidratación en la hebra. Si vas a incluirlos en tu rutina, asegúrate de que no sean aceites que se acumulen fácilmente en el cabello y se encuentren prensados en frio como nuestro aceite de argán.
Utilizar shampoos sin sulfatos y evitar las siliconas a toda costa.
Nunca saltarse el acondicionador durante los días de lavado; y utilizar una mascarilla hidratante al menos una vez a la semana.
Lavar el cabello con agua fresca, nunca caliente.
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